martes, 27 de noviembre de 2012

Discurso Jura 16/11/2012 del ICATF


El pasado viernes 16 de noviembre tuve el privilegio de hablar en representación de todos los Jurandos en el Acto de la Jura de Abogados del Ilustre Colegio de Abogados de Tenerife. Fue un momento emotivo, el inicio de mi carrera profesional y una declaración de intenciones, la de la abogada Yaiza Navarro.

"Hoy, arropados por el calor de familiares y amigos, Juramos como Abogados, adquirimos un compromiso con la Justicia en un momento muy difícil a nivel social, económico y político, en un momento en el que la palabra compromiso parece haber perdido parte de su significado y, por consiguiente, de su esencia.

Atraviesa España una etapa difícil; muchos vivimos situaciones que sólo conocíamos a través de los libros de texto. La sociedad reivindica otra forma de hacer las cosas, un nuevo modelo económico y político, la Justicia material sobre la formal. Ahora cobran sentido aquellas clases de Derecho Natural, porque la labor del Jurista va más allá de la aplicaciones sistemática y rutinaria de la norma, sobre todo cuando ésta se aparta de su fuente de legitimación: la soberanía popular.

Decía San Agustín: "Cuando se suprime la Justicia, ¿qué son los reinos sino grandes bandas de ladrones?". Combatamos por aquello que sabemos justo, porque no hay victoria pequeña cuando el interés es legítimo. Dejemos de ser convidados de piedra; el lema "ya vendrán tiempos mejores" no puede servirnos de consuelo. La Historia confirma que el mundo no es de quienes esperan, sino de aquellos que se implican en el cambio. Nuestra labor como Abogados no ha de limitarse a Juzgados y Tribunales, y así lo hemos demostrado este lunes en la concentración en protesta por el Proyecto de Ley que pretende elevar las tasas judiciales hasta el punto de desproveer de contenido el artículo 24 de la Constitución, que consagra el derecho a la tutela judicial efectiva.

Somos muchos los que hemos nacido en Democracia, pero eso no debe hacernos olvidar cuánto costó que los derechos fundamentales inherentes a la persona fueran una realidad para todos. Seamos dignos sucesores y responsabilicémonos de nuestro presente, defendamos lo que hemos heredado, pero sintiéndonos libres de cargas: hasta aquí llegaron quienes nos precedieron y de ahora en adelante asumimos la tarea de decidir qué queremos para nosotros, para nuestra sociedad, para nuestro país... Busquemos siempre soluciones a los errores, procurando mejorar y perfeccionar lo que tenemos.

Y eso es lo que estamos haciendo hoy: Juramos como Abogados y nos comprometemos con un futuro que sabemos nuestro, de todos; pero por el que hemos de luchar con las armas que el Estado de Derecho nos otorga, guiados siempre por el espíritu de la Justicia, sin más límites que los propios que derivan de la Ley y del Código Deontológico. Enaltezcamos la profesión de la abogacía, que tanto puede y debe aportar a la sociedad actualmente. No olvidemos que lo que hacemos como individuos nos compromete como colectivo. 

Con estas palabras doy la enhorabuena a los Jurandos, ahora "compañeros", y las gracias a quienes nos habéis apoyado en el proceso que hoy culmina. Sabed que estaréis también en el nuevo que ahora emprendemos. Por último, quiero recordar especialmente a las personas que en este acto sólo nos pueden acompañar en espíritu, porque su aliento también nos sirvió de ayuda".

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PD. Aprovecho para agradecer a Alfredo Gómez Cerdá, escritor y amigo, la revisión que hizo de mi discurso, así como sus ricas y provechosas aportaciones. Y a todos mis amigos y familiares que "sufrieron" escuchando cada modificación.


viernes, 18 de mayo de 2012

Expectativa


expectativa.
(Del lat. exspectātum, mirado, visto).
1. f. Esperanza de realizar o conseguir algo.
2. f. Posibilidad razonable de que algo suceda.
3. f. Posibilidad de conseguir un derecho, una herencia, un empleo u otra cosa, al ocurrir un suceso que se prevé.


No sé si ceñirme a las posibilidades o dejarme llevar por la esperanza. Quizá eso determine la clase de profesional que sea, pero en cualquier caso, doy comienzo a esta andadura: la de quien se inicia en la abogacía con ilusión y con un respetuoso miedo. El justo, el que nos hace dar un poco más de nosotros mismos, el que no nos permite apoltronarnos, ese miedo que te mantiene alerta. 

Hechas las preceptivas presentaciones os invito, mi puerta está siempre abierta.